Este templo es un ejemplo de cómo la espiritualidad ha estado siempre muy enraizada en esta ciudad, en la que musulmanes y cristianos han usado, con frecuencia, los mismos espacios para sus cultos religiosos.
Y es que aunque en su origen la Iglesia de San Isidoro, situada extramuros, debió funcionar como fuerte árabe para proteger la muralla de los ataques invasores, la tradición afirma que fue en realidad una antigua mezquita.
La construcción cristiana fue mandada erigir entre los siglos XVI y XVII por el obispo Suárez de la Fuente del Sauce. En su honor se talló, sobre una de las puertas del templo, un escudo en el que un sauce emana de la figura de una fuente.
Si bien el aspecto externo de la fachada es de factura claramente gótica, algo bastante inusual en la región, el interior de San Isidoro es de estilo renacentista y en él destacan las columnas corintias de orden gigante que abren paso hacia la capilla.
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LENGUAJE SENCILLO Este templo se construyó entre los siglos 16 y 17. |
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